SOLEDAD EN UNA NOCHE DE VERANO (#OrigiReto. Agosto I)

 ¡Comenzamos! Os dejo aquí el primer relato del #OrigiReto2018, una iniciativa de @Stiby2 y @MUSAJUE. Se trata de un juego de escritura creativa, en el que debes seleccionar una de las temáticas propuestas y crear un relato con ella. Fijaos si me pareció interesante, que me ha llevado a crear este blog. 

     Si os apetece participar, echad un vistazo a sus blogs Solo un capítulo más y La pluma azul de Katty

     Y dicho esto... Ahí va el primer relato. ¡Comentad por favor!

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SOLEDAD EN UNA NOCHE DE VERANO

Nací una cálida noche de un mes de agosto en Galicia. Mi relato no será largo, porque mi vida no lo fue. Es curioso cómo lo que a algunas personas les maravilla, a otras les aterra.

Mi gestación fue meditada, pensada durante quizá demasiados años. No fui algo accidental que llega de golpe cuando menos te lo esperas, no. Antes de nacer llevaba mucho tiempo creciendo en la mente de mi progenitor. Es curioso lo que me costó crecer allí, y lo rápido que me desarrollé cuando al fin se atrevió a darme vida.

Aquella noche las noticias hablaban de una terrible ola de calor que llevaba asolando el terreno desde comienzos del verano. Una especialista en la materia hablaba seriamente sobre la sequedad de los campos y bosques; sobre la falta de lluvias, sobre los fuertes vientos…

Solo hizo falta esperar a que el Sol se hubiera escondido por completo, encontrar un rincón lo más alejado posible del ruido de la gente que salía de sus casas a tomar algo tras haber aguantado aquellas altas temperaturas, y un pequeño gesto con su dedo.

Prendí rápido, con fuerza, con rabia, con destreza. Llevaba tantos años esperando. Él solía hablarme bajito de los terrenos que recorrería, de la gente que conocería… Así que sí, nací con fuerza y entusiasmo, con ganas de recorrer aquellas tierras, de demostrar que yo también merecía vivir y respirar. No entendí por qué de repente él se fue, no entendí por qué no se quedó un rato conmigo, por qué no quiso conocerme en persona, ver con sus ojos lo que tanto tiempo llevaba viendo con su mente.

Pero se fue, y me dejó solo, y tuve que buscar alternativas. Escuché el lejano ruido de algo parecido a una fiesta, y me encaminé hacia allí. Pronto descubrí que aquella terrible sequía de la que habían hablado era todo un regalo del cielo para mí, que esa falta de lluvia durante meses me ayudaba a avanzar y avanzar más rápido.

Y crecí, crecí más rápido de lo que nunca hubiera imaginado. Tardé poco en llegar a las primeras casas de aquel bonito pueblo gallego. Y tardé poco en darme de bruces con una terrible realidad. No solo mi progenitor salió huyendo de mí, como quien huye de un perro rabioso… Aquellas primeras personas a las que quise acercarme también lo hicieron. Vi en sus caras una expresión que no conocía, pero no me pareció que quisieran pasar tiempo conmigo. Entonces miré hacia atrás, y me aterroricé… A mi paso, solamente estaba dejando muerte y destrucción.

Y entonces, al ser consciente de ello, comprendí por qué todo el mundo empezó a huir; todo el mundo menos aquellas personas vestidas de aquella forma tan extraña que empezaron a verter sobre mí productos líquidos que me hacían sufrir, que me iban matando poco a poco.

Lo comprendí. Amaba desde hacía mucho tiempo aquella realidad que estaba teniendo el placer de descubrir. Pero, a la vez, era yo la causa de la muerte y destrucción de aquella preciosa realidad que aquel pequeño gesto con el dedo me dio la oportunidad de conocer.

Como os he dicho al principio, no duré demasiado. En los telediarios hablaron de que los vientos habían cesado, y que las condiciones meteorológicas habían favorecido la rápida extinción de aquel incendio. Lo que nunca sabrán, es que fui yo mismo quien ayudó a que acabaran rápido con mi vida.

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Este relato procura responder al reto número 15. "Escribe una historia con un incendio como protagonista como si fuera un ser vivo. 

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